Consciente de los desafíos que impone el cambio climático, Unipar desarrolló un vivero que produce y dona árboles nativos para reforestar la ciudad donde está ubicada. Cuenta con una fábrica de puertas abiertas y realiza simulacros y entrenamientos para la gestión responsable de sustancias peligrosas e incidentes en un trabajo conjunto con el gobierno local, la comunidad y otras compañías del polo petroquímico de Bahía Blanca.
El mundo tiene el reto de gestionar soluciones para el cambio climático y trabajar en torno a la economía circular. En este contexto, el sector privado tiene la responsabilidad de llevar adelante acciones concretas para la gestión de calidad de aire, de la huella hídrica y la de carbono y de la seguridad de los procesos y productos. El desarrollo debe ser sostenible, sin perjuicio del planeta, sino solo se tratará de crecimiento económico.
De allí que, Unipar, por ejemplo, desde hace 30 años aplique el Programa de Cuidado Responsable del Medio Ambiente® (PCRMA), una herramienta que contempla asuntos sobre el cuidado del ambiente y la seguridad de las personas y operaciones. Al tiempo de cumplir con los estándares de mercado como son las normas ISO9001, ISO14001 y la ISO45001. El PCRMA, promovido por la Cámara de la Industria Química y Petroquímica (CIQyP), mide la acción de la industria desde el punto de vista de la sustentabilidad y es efectivo a la hora de mostrar los resultados y la evolución de las buenas prácticas corporativas en organismos como la ONU, gobiernos nacionales y locales, e incluso en otras empresas.
Este gigante petroquímico de origen brasilero con operaciones en nuestro país trabaja para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 30% para 2030. Entre sus estrategias para cumplir con la nombrada meta, no solo está adoptando energías renovables sino que inauguró, hace un año atrás, un vivero de 2.400m2, con la infraestructura y la tecnología necesarias para la producción y rusticación de árboles de especies nativas y adaptadas. Tiene capacidad productiva de 150.000 plantines, 2.000 árboles y produce más de 100 especies, además, de plantines hortícolas que son donados a programas educativos o de inserción laboral desarrollados por la compañía en conjunto con el gobierno municipal. Incluso cuenta con composteras para el reciclado de residuos orgánicos, promoviendo la economía circular. Desde allí promueve la concientización y capacitación sobre el cuidado medioambiental y contribuye mediante la donación de su producción con organizaciones sociales y programas municipales que lo requieran. De hecho, el Vivero Unipar fue fundamental a inicios de este año cuando, luego de la grave tormenta de diciembre de 2023 que azotó a las localidades de Bahía Blanca e Ingeniero White donde generó pérdidas irreparables y destrozos: Unipar se comprometió a donar 20.000 árboles de aquí al 2027 en el marco del programa municipal Reverdecer Bahía, para volver a dotar de distintas especies adecuadas a las veredas, parques y espacios verdes y urbanos, así como para multiplicar los ejemplares de la ciudad.
“Claramente el temporal del verano pasado fue algo muy negativo y triste. Sin embargo, desde Unipar, gracias a nuestro Vivero enseguida pudimos dar respuesta al Municipio y acompañarlos con la reforestación de la ciudad. Solo este año plantamos más de 7500 árboles maduros en veredas, parques, plazas y paseos.”, destaca Guillermo Petracci, director de Unipar Argentina.
Las acciones sustentables de la compañía, líder en producción de cloro y soda caústica, se pueden leer en su tercer Reporte de Sustentabilidad de Unipar, publicado este año a fin de actualizar el avance de los más de 30 proyectos relacionados a sus compromisos y metas alineados a los Objetivos de Desarrollo Sustentable y la agenda global 2030/50.
Un polo seguro
En términos de seguridad, el Polo Petroquímico de Bahía Blanca es un ejemplo a tener en cuenta ya que desde hace más de 25 años ha implementado el Proceso APELL, que es un programa de las Naciones Unidas para el medio ambiente cuyo objetivo radica en minimizar el número y los impactos negativos de los accidentes y emergencias provocados por productos químicos aumentando la conciencia que tiene la comunidad sobre los posibles riesgos y peligros que existen en el área de influencia y además elabora planes coordinados de respuesta ante una emergencia. Existen tres participantes muy importantes para que el proceso tenga éxito: el gobierno local, la industria y la comunidad.
APELL busca reducir los riesgos y consecuencias de emergencias químicas a través de la concientización comunitaria y la creación de planes de respuesta coordinados. En Bahía Blanca, APELL coexiste con el Plan de Respuesta a la Emergencia Tecnológica (PRET), orientado a guiar a las empresas y equipos de emergencia en los primeros momentos tras un incidente. El PRET establece procedimientos para las compañías del polo petroquímico y coordina la comunicación a la comunidad, bomberos, defensa civil y hospitales, entre otros actores de la sociedad, para que todos sepan gestionar una situación de emergencia.
De manera complementaria y por voluntad propia, Unipar realiza simulacros y cuenta con un campo de entrenamiento donde su brigada interna y otros cuerpos practican de forma regular. Así, la compañía trabaja en la prevención a partir del conocimiento de las personas que rodean la fábrica, la elaboración de análisis de matriz de riesgo y la aplicación de un plan acorde que pueda sustentar estrategias y acciones de mitigación. Incluso desde el área de Logística, se llevan adelante capacitaciones y protocolos estrictos para la administración del riesgo en los camiones y conductores que transportan cargas potencialmente peligrosas.